Luego de un primer semestre relativamente estable, Deutsche Bank señala que el tercer trimestre a menudo representa un período más agitado para los mercados financieros. Cinco elementos clave podrían interrumpir esta tranquilidad y provocar una mayor volatilidad en los meses venideros.
Tarifas mutuas y conclusión del alto al fuego comercial
Iniciando el 1 de agosto culmina una tregua arancelaria de 90 días, lo que podría llevar a Estados Unidos a implementar aranceles recíprocos. Esto abarca investigaciones sobre productos estratégicos como semiconductores, productos farmacéuticos y minerales esenciales. Aunque en este momento los mercados no están considerando completamente este riesgo, su concreción podría tener un considerable impacto a corto plazo.
Presión inflacionaria por nuevas tarifas
Aunque hasta ahora los aranceles no han generado un efecto inflacionario sustancial, se espera que los próximos datos de precios al consumidor de junio y julio muestren aumento en los costos. Esto podría complicar las expectativas de recorte de tasas por parte de la Reserva Federal si el alza de precios se prolonga.
Indicadores económicos insuficientes
El mercado todavía conserva cierta complacencia tras la resistencia mostrada por la actividad económica en 2024. Sin embargo, si se registran informes negativos en sectores clave como empleo o manufactura, podría incrementarse el temor de una recesión, generando presión sobre los activos bursátiles.
Riesgos fiscales globales
Los mercados de renta fija han empezado a reaccionar ante señales de tensión fiscal. En Estados Unidos, una rebaja de calificación provocó aumento de los rendimientos; en Reino Unido, lo mismo sucedió ante incertidumbre política. Francia y Alemania también han mostrado señales de deterioro. Esta presión puede extenderse a los mercados de bonos y arrastrar a la renta variable.
Choques geopolíticos y petróleo
Aunque en 2023 y 2024 los eventos geopolíticos no alteraron de forma prolongada los mercados, un repunte sostenido del petróleo por encima de 100 dólares por barril puede provocar mayor inflación global, ralentización económica y nerviosismo financiero.
Por qué persiste la calma…por ahora
A pesar de estos riesgos, los expertos destacan que ninguno ha logrado debilitar de forma estructural los fundamentos macroeconómicos. Las autoridades han reaccionado rápidamente cuando ha sido necesario, ya sea posponiendo aranceles o aplicando estímulos fiscales y monetarios.
Deutsche Bank considera que solo un shock que afecte de manera profunda y prolongada a la economía real —como una recesión global o una crisis fiscal— lograría alterar de forma significativa la trayectoria de mercado.
Estrategias para enfrentar el segundo semestre
Con este panorama, se recomienda cautela y preparación. Una buena estrategia incluye diversificación sectorial y geográfica, con posiciones defensivas en activos de baja volatilidad. Algunos inversores optan por refugios como el oro, bonos soberanos y corporativos de alta calidad, mientras otros buscan activos vinculados a temáticas emergentes como salud o tecnología.
La clave estará en monitorear de cerca estos cinco factores, adaptando las carteras según la evolución económica, las decisiones comerciales y cualquier chispa geopolítica que pueda desencadenar un cambio. Aunque la calma aún reina, los próximos meses podrían traer episodios decisivos en la marcha de los mercados globales.